viernes, 20 de diciembre de 2013

Gracias por el Premio UBA, lo compartimos con ustedes...


Hola a todos... lo que surgió hace tres años como proyecto aúlico de la ESB 355 de Lomas de Zamora, ante la llegada supuesta de las Netbooks del Plan Conectar Igualdad Nacional ( que aún seguimos esperando) por fin obtuvo frutos más allá del ciber espacio. 

El objetivo inicial de este blog era, acercar a los alumnos de 1° año de ambos turnos el material de las clases por si se habían ausentado o no contaban con libros para realizar los trabajos solicitados.

Actualmente ante los pedidos de colegas de las instituciones donde nos desempeñamos con Alejandro, las necesidades de nuestros alumnos y quizás alguna que otra solicitud de docentes que nos escriben, fuimos expandiendo nuestro universo, para llegar a mas personas, ya sea con material utilizado en clase, de consulta, adicional, curiosidades, vídeos, sugerencias de planificaciones, noticias, juegos, etc.

Agradecemos a todos ustedes que son participes directos o indirectos, según sea, de este valiosísimo premio, no porque nos hayan dado algo que tenga valor económico, sino por el reconocimiento que nos brinda una Universidad Nacional, cuando desde la  Dirección de Educación de la Provincia o el mismo Ministerio Nacional nos da la espalda a los docentes de este nivel educativo.

Como anticipábamos ni bien tuvimos la noticia, el martes pasado, se realizó la entrega de los Premio UBA a la divulgación de contenidos educativos a nivel medios nacionales 2013 en el Cine-Teatro Cosmos UBA de la Ciudad de Buenos Aires.
Contó con la presencia de todos los ganadores de las provincias premiadas: Buenos Aires, Chubut, Córdoba, Entre Ríos, La Rioja, Misiones, Mendoza, Río Negro y Santa Fe, y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En este marco, el blog Las Ciencias Sociales en la Secundaria, obtuvo el Primer Premio en la categoría Edublog indivual- docentes de nivel secundario. 


En la categoría “Edublogs” el jurado ponderó la calidad de los blogs presentados y seleccionó como ganadoras a las mejores propuestas integrales dentro los criterios generales que consideró (Cantidad, calidad y relevancia de los contenidos y temas publicados; Organización general; Integración del blog como medio de aprendizaje; Recursos utilizados para la integración de TICs; Incentivo a la creación de comunidades; Fomento a la participación y el debate; Utilización del blog como herramienta de comunicación interna; Utilización del blog como herramienta de comunicación externa y Resultados obtenidos).



lunes, 2 de diciembre de 2013

Somos ganadores del Premio UBA 2013


LES AGRADECEMOS A TODOS POR BRINDARNOS DIA A DIA EL APOYO QUE NOS DAN, Y POR ELLO COMPARTIMOS ESTE NOTICIÓN:

Estimados Laura y Alejandro


Tenemos el agrado de informarles que el blog Las Ciencias Sociales en la Secundaria ha sido seleccionado como ganador del 1º premio en la Categoría Blogs Individuales / Docentes Secundarios del segundo concurso de blogs educativos organizado por la Universidad de Buenos Aires en el marco de la 7ª edición del Premio UBA.

Les comentamos que Sebastian Espiño, docente e investigador de la Universidad Nacional del Comahue y Gerente de Proyectos de TN.com.ar y Ciudad.com en la Compañía de Medios Digitales; Vanina Berghella, periodista especializada en Social Media ideóloga del blog "La Propaladora"; y los profesores Daniel Suarez y Yanina Caresa de la Facultad de Filosofía y Letras; Mariana Landau de la Facultad Ciencias Sociales; y Norma Alejandra Carbone de la Facultad Arquitectura Diseño y Urbanismo, evaluaron los blogs finalistas.

La entrega de premios, a la cual están cordialmente invitados, será el 17 de diciembre a las 15 hs, en el Cine Cosmos UBA, Avenida Corrientes 2046, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Atentamente

Lic. Pablo Lerner
Subsecretaría de Relaciones Institucionales y Comunicación
4510-1269
plerner@rec.uba.ar

viernes, 29 de noviembre de 2013

África: conflictos y esperanzas (articulos del Dipló)


En el centro del Sur 



Por Pablo Stancanelli

África sufre de guerras, miseria y epidemias. Pero África no se reduce a sus males. Es un continente diverso, dinámico, joven. Hoy, vive un ciclo de crecimiento inédito, y sus recursos, abundantes, lo posicionan en el centro de las relaciones de fuerza globales.


n el África subsahariana están los albores y el futuro del capitalismo (1). Las potencias coloniales forjaron sus economías con la savia de sus bosques, las entrañas de sus tierras, el dolor y sudor de sus pueblos. “El capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros”, señalaba Karl Marx, para quien la trata de esclavos era “el método de acumulación originaria” que exigía “la esclavitud encubierta de los obreros asalariados en Europa” (2).


La barbarie civilizatoria occidental alcanzó en el continente negro su máxima expresión. Usurpó a los africanos su futuro, diezmando y dispersando a sus poblaciones, desgarrando civilizaciones, negándoles por siglos todo atisbo de desarrollo propio. No se trata de un pasado remoto: el Estado Libre del Congo, ese campo de explotación atroz en el que el chicote era ley, dominio privado del rey Leopoldo II de Bélgica, recién dejó de existir en 1908, cuando fue cedido a... Bélgica. Sus fronteras coincidían con la actual República Democrática del Congo (RDC), hoy el país más rezagado en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas. En Sudáfrica, el régimen racista del apartheid fue abolido hace apenas dos décadas.


El ejemplo de la RDC es paradigmático del eterno saqueo de los recursos africanos y de la compleja construcción de entidades nacionales sobre tierra arrasada que siguió a la Segunda Guerra Mundial. El proceso de descolonización fue víctima a su vez de injerencias neocoloniales, cuando África, como el resto del Tercer Mundo, se convertía en tablero de la Guerra Fría. Pero las clases dirigentes africanas, a menudo formadas en Occidente, no fueron sólo víctimas; partícipes necesarias, en muchos casos aceptaron el rol periférico del continente en la división internacional del trabajo destruyendo producción y trabajo local, engendraron regímenes corruptos y asesinos, y atizaron conflictos mortíferos por riquezas y poder tras la máscara de luchas interétnicas. Fue justamente el caso del dictador Joseph-Désiré Mobutu en RDC –denominada Zaire en su megalomanía–, uno de los países más ricos en recursos minerales del continente, que redujo a la miseria mientras amasaba multimillonarias cuentas bancarias en Suiza. Los sueños de emancipación y de unidad panafricana sufrieron entonces la suerte de sus líderes: asesinato de Patrice Lumumba en 1961, golpe de Estado a Kwame Nkrumah en 1966, asesinato de Thomas Sankara en 1987...


A partir de la década del 70, la crisis de la deuda, la expansión en el continente de los planes de ajuste estructural promovidos por los organismos financieros internacionales y las ayudas que se cobran con creces acabaron con el entusiasmo de las independencias. Las promesas de desarrollo se desvanecieron, los índices sociales y económicos empeoraron y las desigualdades crecieron, deslegitimando a las elites políticas de la región. Pero lo que fracasó en África no fue la democratización –afirma Mwayila Tshiyembe, director del Instituto Panafricano de Geopolítica de Nancy– sino “la imposición del modelo occidental de Estado-Nación, cuyo postulado de unificación étnica, cultural e identitaria constituye en sí mismo una fuente de conflicto” (3) en un continente donde las fronteras representan más un lugar de encuentro que de demarcación.



Fuerzas en pugna


“En el fondo –señala la periodista Anne-Cécile Robert–, África es la entropía de nuestro mundo, la unidad de medida del caos social y humano que lo caracteriza” (4). Y en este sentido, el futuro del capitalismo y del desarrollo global se encuentra en el continente negro. Los antropólogos sudafricanos Jean y John L. Comaroff sostienen que las “exclusiones [de la modernidad capitalista] resultan indispensables para su funcionamiento interno”, y plantean una tesis provocativa: los países centrales están evolucionando hacia África (5).


Esto puede entenderse de distintas maneras. Por una parte, la crisis del Estado de Bienestar en Occidente, que no por casualidad se produce al tiempo que los países del Sur generan nuevas formas de resistencia y reafirman su soberanía, lleva a los países desarrollados al camino inexorable de la marginalidad. De no mediar cambios, a largo plazo sus sociedades terminarán pareciéndose a las sociedades africanas empobrecidas. Por otra, el proceso en curso en las relaciones internacionales está “reubicando en el Sur –y, desde luego, también en Oriente– algunos de los modos más innovadores y dinámicos de producción de valor” (6). Lo que hoy es centro, será algún día periferia.


Desde comienzos del siglo XXI, el África subsahariana vive un ciclo de crecimiento inédito, que coincide, a pesar de los múltiples conflictos aún en curso, con un avance en la pacificación y democratización de la región. El aumento en los precios de las materias primas, el descubrimiento de enormes reservas petroleras y la demanda de los países emergentes explican en parte esta evolución. El continente vive asimismo un crecimiento demográfico acelerado. En 2009, su población superó los 1.000 millones de habitantes –el 15% del total mundial frente al 7% en 1950– y se estima que alcanzará los 2.000 millones para el año 2050, con un aumento sostenido de la clase media. Al sur del Sahara, un 60% de la población tiene menos de 20 años.


Sin embargo, los retos siguen siendo gigantescos. Las mejoras económicas se concentran en los países “útiles” y aún no se reflejan en las condiciones de vida. Los jóvenes, precarizados, desesperanzados, viven tentados de volcarse a la violencia identitaria, confesional o sencillamente criminal. El crecimiento urbano es desenfrenado y caótico, y la falta de agua, endémica en algunas zonas, podría agravarse en razón del cambio climático. Pero sobre todo, la región carece de un modelo de explotación sustentable de sus valiosos recursos. Las multinacionales cosechan allí ganancias extraordinarias. El informe 2013 del Panel para el Progreso de África que preside el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, señala que entre 2008 y 2010 la falsificación de declaraciones de ganancias de empresas con negocios en África le hizo perder al continente unos 38.000 millones de dólares anuales (7).


Como en la época de la trata de esclavos, el África subsahariana es hoy el eje de la globalización. Allí se dirime la pulseada entre las potencias emergentes y decadentes. Brasil, Corea del Sur, India, Turquía y, principalmente, China desembarcan con fuerza en el continente, desplazando a las antiguas metrópolis. Proponen relaciones comerciales y de cooperación innovadoras, aun cuando buscan asegurarse mercados y recursos. La historia dirá si se repiten las mismas formas de explotación y dependencia con otros actores, o si éstos pretenden realmente ayudar al continente negro a encontrar la senda de un desarrollo autónomo.

El nuevo orden mundial se juega en África.  


1. Por razones históricas, culturales y geopolíticas, esta edición de Explorador se ocupa del África situada al sur del Sahara.


2. Karl Marx, El Capital, tomo I, cap. XXIV, FCE, México, 1972, pág. 646.


3. Véase “¿Conflictos étnicos o luchas por el poder?”, El Atlas de Le Monde diplomatique III, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2009.


4. Anne-Cécile Robert, “Un enjeu mondial”, Manière de voir, N° 108, “Indispensable Afrique”, París, diciembre de 2009-enero de 2010.


5. Jean y John L. Comaroff, Teoría desde el sur, Siglo XXI, Buenos Aires, 2013.


6. Idem.


7. www.africaprogresspanel.org




SEPARATISMOS, DISGREGACIONES, INESTABILIDAD TRANSNACIONAL ...



Fronteras difusas



Por Anne-Cécile Robert*


La partición de hecho del territorio de Malí puso de manifiesto la extrema fragilidad de las fronteras africanas, acentuada tras la finalización de la Guerra Fría. En África Occidental tanto como en África Central y Oriental se multiplican las “zonas grises” que escapan a la autoridad de los Estados y donde reina la criminalidad.


a misteriosa explosión del 23 de octubre de 2012 en la fábrica de armas de Yarmuk, cerca de Jartum, sigue sembrando discordia entre Sudán, sus vecinos y las organizaciones internacionales. Según el centro de investigación suizo Small Arms Survey Center (1), los edificios destruidos, donde se producían armas ligeras, servían también como depósitos para armas importadas de China. Jartum acusa a Israel ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) –sin presentar pruebas– de sabotear, e incluso de bombardear el sitio, considerado por Tel Aviv como el eslabón de un tráfico con destino a la Franja de Gaza e Irán.


Vasto país de casi 2 millones de kilómetros cuadrados, Sudán enfrenta la rebelión de Darfur en su flanco occidental (2). Además, desde julio de 2011, perdió una parte de sus territorios en el sur, que se independizaron con el nombre de Sudán del Sur luego de décadas de guerra civil. A pesar de varios acuerdos sobre el trazado de las fronteras y la distribución de los recursos, ambos Estados están lejos de haber encontrado la paz (3).


Atravesado por conflictos y amenazado por movimientos centrífugos, el de Sudán no es un caso aislado en el continente negro. En efecto, si bien las tensiones en el Sahel acaparan la atención diplomática y mediática, los acontecimientos que allí se desarrollan encuentran equivalencias con los de otras regiones de África: aspiraciones autonomistas, insurrecciones armadas, incapacidad de las autoridades para mantener el orden, tráficos transnacionales de armas y municiones, injerencias extranjeras, carrera por los recursos naturales, etc. Los Estados, en decadencia, han perdido el control sobre “zonas grises”, situadas a cierta distancia de las capitales y autoadministradas de manera muchas veces criminal. Así, entre Níger y Nigeria se extiende una franja de treinta a cuarenta kilómetros que escapa a la supervisión de Niamey y Abuja. Algunas fronteras, trazadas durante la colonización, dejan de tener entidad, debido al importantísimo flujo de inmigrantes, turistas y comerciantes que las ignoran.


Con sus procesiones de muertos, refugiados y atrocidades sin fin, la República Democrática del Congo (RDC) resulta emblemática de estos fenómenos destructivos. Del mismo modo, Somalia se descompone: una parte de su territorio, Somaliland, ha encontrado una forma de estabilidad bajo la autoridad de una elite local formada en el Reino Unido, mientras que al norte de Mogadiscio Puntland es un Estado de facto, administrado por clanes que en parte viven de la piratería. En África Occidental, si bien la mayoría de los países viven en paz, los focos de crisis latente son muchos y rebosantes de potenciales desestabilizaciones: la región senegalesa de Casamance, limítrofe con Gambia y Guinea Bissau, sufre regularmente explosiones de violencia separatista (secuestros, atentados); en el delta del Níger, bandas armadas extorsionan a empresas y sabotean las instalaciones petroleras de Nigeria, con repercusiones en Camerún, Togo y Benín; en los países de la Unión del Río Mano (Costa de Marfil, Liberia y Sierra Leona), los conflictos recientes han dejado sus huellas (4). La región saharo-saheliana, por su parte, es el campo de acción de movimientos criminales, de grupos islamistas radicales y de reivindicaciones tuaregs que crean una división de hecho de Malí (5). Sólo la parte austral del continente, dominada por Sudáfrica (véase “Sudáfrica se expande”, pág. 68), parece escapar a esta tendencia delicuescente.



“Sistemas de conflictos”


El principio de la intangibilidad de las fronteras, consagrado en la Carta de la Organización para la Unidad Africana (OUA) en 1963, se encuentra bastante maltrecho. Ya en mayo de 1993, se había visto erosionado por la independencia de Eritrea, separada de Etiopía. Al menos el nuevo Estado todavía se inscribía en los límites trazados en la época colonial, y por ende en un marco internacionalmente reconocido en el pasado. Pero, ¿qué decir de la secesión de Sudán del Sur, reconocida inmediatamente por la “comunidad internacional”, que había preparado su advenimiento? Es cierto que la autonomía de esta zona había sido prometida durante la independencia, en 1956, en el marco de un Estado federal. Pero Jartum nunca respetó su compromiso, desatando una rebelión armada que alimentaría dos largas guerras civiles (6).


Mientras aumenta la presión en las fronteras, ¿qué responder a los separatistas de Sahel o Casamance? En un comunicado del 17 de febrero de 2012, los jefes de Estado de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) manifestaron su serio compromiso con la soberanía de Malí, que perdió el control del norte de su territorio. Pero la mayoría de estos países –Nigeria, Costa de Marfil (7), etc.– se enfrentan con crisis latentes o abiertas que superan su territorio y desafían su autoridad.


Se han instalado verdaderos “sistemas de conflictos”, caracterizados por la difusión transnacional de la inestabilidad en África Occidental, Oriental y Central. Estos focos de tensión suelen estar “situados a lo largo de los espacios fronterizos, cuyas dinámicas intrínsecas a menudo son factores de difusión o amplificación de las crisis”, explica el politólogo Michel Luntumbue (8).


Si bien fenómenos similares afectaron a Europa Central y Oriental (partición de Checoslovaquia, desintegración de Yugoslavia), en el caso de África se desarrollan en el contexto específico de Estados debilitados, e incluso en vías de colapsar, sobre todo en virtud de su incapacidad para garantizar el desarrollo. Los proyectos nacionales progresistas de las elites independientes se quebraron bajo los golpes del autoritarismo y la corrupción. La tutela de los organismos financieros internacionales fomenta a su vez la infantilización de las autoridades.


En el continente negro, la violencia de las desigualdades sociales exacerba los discursos identitarios, percibidos como las únicas herramientas de ascenso social: los adultos jóvenes que se reconocen como miembros de una “comunidad” religiosa, cultural o étnica con reivindicaciones específicas encuentran un sentimiento de pertenencia y recurren a veces a medios armados para hacer valer sus derechos a través de los de su grupo, en detrimento de los del país en su conjunto. Por otra parte, cada vez son más los jóvenes que denuncian la incuria de sus mayores, que se aferran al poder olvidando muchas veces el interés general. Según Luntumbue, la ruptura del contrato social entre las generaciones, al volverse patente, alimenta una “cultura de la intolerancia” en sociedades donde los mecanismos de la democracia aún están mal implantados. Las bandas armadas en el delta del Níger, por ejemplo, son típicas de una juventud desempleada y ávida de conseguir su parte del abundante maná petrolero. El autonomismo de la vecina península de Bakassi, en Camerún, se inscribe en el cuestionamiento a la legitimidad de un Estado incapaz de hacer un amago de redistribución de los recursos.


Estos conflictos, que tienen causas locales, a menudo son alimentados o desencadenados por un acontecimiento externo. Así, la intervención occidental en Libia, en la primavera boreal de 2011, contribuyó a la propagación de armas de guerra provenientes del arsenal del coronel Muamar Gadafi, pero también de los aprovisionamientos franco-británicos de armamento con paracaídas. Estas armas se vertieron en una zona donde ya se extendía el yihadismo islámico, mientras que las brasas de las tensiones entre capitales (Bamako y Niamey) y la rebelión tuareg se atizaban ante el soplido de la corrupción y la arbitrariedad. Por lo demás, es sabido que las grandes multinacionales instrumentan, e incluso orquestan, los conflictos locales para apoderarse de las riquezas mineras (9).


El continente se encierra entonces en un círculo vicioso, dado que los Estados suelen verse obligados a solicitar ayuda externa para resolver las crisis que los amenazan, validando así la acusación inicial de incompetencia e ilegitimidad. Algunos observadores también están preocupados por los perversos efectos de la intervención de las organizaciones humanitarias: el politólogo camerunés Achille Mbembe considera que contribuyen a difuminar los límites de la soberanía estatal, convirtiendo a las zonas protegidas en “extraterritoriales de hecho” (10).


Más allá de las disputas territoriales entre Estados, desde la década de 1990 se multiplican los conflictos internos de carácter político-étnico, cuyas implicancias pueden superar el marco de un país (Liberia, Sierra Leona, Costa de Marfil, Malí, etc.). El fin de la confrontación entre los dos bloques de la Guerra Fría liberó de antiguas preocupaciones, mientras la globalización económica y financiera redistribuía una parte de los mapas geopolíticos. La desestabilización de los Estados es alimentada por una criminalidad transfronteriza, como el tráfico de armas, de drogas o de seres humanos. Guinea Bissau, acostumbrada a los golpes de Estado, se convirtió en el punto de entrada de la cocaína de América del Sur y de la heroína afgana, que desde allí se reenvían a Europa y Estados Unidos. Pero la región también sufre la trata de migrantes para la agricultura y la pesca (Burkina Faso, Ghana, Benín, Guinea-Conakry, etc.). Se calcula que doscientos mil niños serían víctimas de la trata de personas en África Occidental y en la RDC, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) (11).


“Crisis de identidad”


Los múltiples grupos que le disputan al Estado el monopolio de la violencia legítima forjan alianzas circunstanciales y burlan fronteras que se han vuelto fluidas. Así, en el norte de Malí, Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Ançar Dine, el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUJAO) y los grupos nómades tuaregs –cuyas reivindicaciones son antiguas– se asociaron para luchar contra la autoridad de Bamako. Pero también están vinculados con traficantes con los que intercambian dinero y servicios. Estas alianzas pueden disolverse tan rápido como fueron tejidas.


Los límites territoriales se diluyen en favor de zonas fronterizas, de “países fronteras” donde las regulaciones se efectúan por lo bajo, es decir, por el propio juego de los actores. Los Estados intentaron responder en varias oportunidades a los riesgos de descomposición mediante reformas institucionales, como la descentralización en Malí o el establecimiento de una federación en Nigeria. Pero las tendencias dominantes siguen obrando. El ex presidente de Malí, Alpha Oumar Konaré, considera por lo tanto que estos fenómenos son la clave del período actual: es a través de ellos como “se lee la paz, es decir, la democracia, es decir, el desarrollo”, porque “no puede haber paz con fronteras discutidas, no asumidas, donde lo único ampliamente compartido es el miedo al vecino” (12).


El historiador marfileño Pierre Kipré considera que África está atravesando una “crisis de identidad”, que hunde sus raíces en la historia larga. Si bien es cierto que las fronteras fueron trazadas artificialmente por las potencias coloniales durante la Conferencia de Berlín de 1884-1885, haciendo caso omiso de las realidades sociales y humanas, Kipré destaca una carencia de las propias sociedades. Según él, las tensiones surgieron “por no haber visto cómo las comunidades políticas africanas fundaban tanto el espacio como las redes de relaciones sociales como componentes íntimos de poder” (13). La lucha contra la colonización se efectuó en el marco de los Estados trazados por los europeos, validando las divisiones establecidas a fines del siglo XIX. Asimismo, los Estados independientes, ocupados en asentar su autoridad naciente, no dudaron en hacerse la guerra. Además, los regímenes de partido único –en ocasiones surgidos de luchas armadas–, recurriendo a medios autoritarios, pretendían sublimar las aspiraciones divergentes de las poblaciones para garantizar el desarrollo de la “nación”.


El trazado de fronteras rígidas no es una tradición africana, que valoriza más el encuentro, el compartir, el intercambio. Konaré habla de “confines móviles”, que actúan como “puntos de sutura” o “de soldadura”. De hecho, la “parentela” y las bromas que la acompañan son una tradición que, a pesar de todo, aún perdura. Las independencias se obtuvieron en la década de 1960, cuando las poblaciones aún no habían integrado los espacios políticos creados por Berlín apenas ochenta años atrás.


¿Podemos imaginar entonces un “Contra-Congreso de Berlín”? En 1994, el escritor nigeriano Wole Soyinka exclamaba: “Deberíamos sentarnos y, armados con una escuadra y un compás, volver a dibujar las fronteras de las naciones africanas” (14). Más recientemente, en 2009, Nicolas Sarkozy, a pocas semanas de un viaje a la región y hablando de la RDC, sugería: “En algún momento habrá que sentarse a dialogar, pero no debe ser un diálogo meramente coyuntural, sino un diálogo estructural: ¿cómo se divide el espacio en esta región del mundo, cómo se dividen las riquezas y cómo se acepta comprender que la geografía tiene sus leyes, que muy pocas veces los países cambian de dirección y que habrá que aprender a vivir unos al lado de los otros?” (15). Estas declaraciones generaron preocupación en la región de los Grandes Lagos, donde se temió que se intentara un reordenamiento “a la antigua”. Pero, más allá del estilo eruptivo del ex presidente francés, la idea atormenta a muchos intelectuales y líderes africanos. “Durante el próximo siglo –escribía en 1993 el politólogo keniata Ali Mazrui–, cambiará la configuración de la mayoría de los Estados africanos actuales. Y una de dos: o bien la autodeterminación étnica conducirá a la creación de Estados más pequeños, como en el caso de la separación de Eritrea y Etiopía, o bien la integración regional dará lugar a uniones políticas y económicas más amplias” (16).


En lo que se presenta como una carrera contra-reloj, los dirigentes africanos parecen haber tomado partido por la segunda hipótesis. Las fronteras serán defendidas, pero las instituciones regionales establecerán un marco pacífico. De este modo, en 2002 la OUA se transformó en la Unión Africana. Más estructurada, cuenta con un órgano ejecutivo permanente y un Consejo de Paz y Seguridad. Previó una serie de sanciones, cuyos latigazos ya fustigaron a Níger, Costa de Marfil y Malí: suspensión de la participación en la organización, embargos, congelamiento de activos financieros, etc. Además, adoptó varias iniciativas, como el plan de acción sobre la lucha contra las drogas y la prevención de la criminalidad. La CEDEAO, por su parte, reforzó la cooperación de sus quince Estados miembros en sectores clave: estupefacientes, armas, trata de migrantes (17).


Según el economista Mamadou Lamine Diallo, resulta imperativo salir de las “estrategias reactivas” (18); también habría que abandonar las visiones meramente securitarias, que corren el riesgo de cumplir sólo con una parte del objetivo. Lo importante es volver a encontrar formas de legitimidad del poder que se correspondan con la realidad de las sociedades africanas, dado que los Estados también están colapsando por falta de anclaje en la población.


“Querer actuar en lugar de los africanos, cuando se trata de acompañarlos –insiste Konaré–, es correr el riesgo de salir de una lógica de coto privado de caza, digamos de caza que uno ya no puede mantener solo, para avanzar hacia una lógica no menos condenable y condenada: la de la caza compartida en provecho de monopolios extranjeros para los cuales algunos países africanos son buenos para desarrollar, para ser industrializados, y otros están condenados al papel de meros mercados, de proveedores de materias primas” (19). El fortalecimiento de las instancias de regulación regional probablemente sea la mejor manera de alcanzar una afirmación continental. Debería apoyarse en las “comunidades de base” que, al movilizar los recursos culturales y la riqueza de las prácticas sociales, demuestran a diario su capacidad para resolver las tensiones en muchas “zonas tapón” de África. 

1. Small Arms Survey Center, comunicado, Ginebra, 25-10-12.


2. La ferocidad de la represión que allí ejerce su presidente, Omar Al-Bashir, le valió una orden de detención de la Corte Penal Internacional (CPI).


3. Véase Jean-Baptiste Gallopin, “Amargo divorcio en Sudán”,
www.eldiplo.org, junio de 2012.


4. Creada en 1973, la Unión del Río Mano tiene como objetivo favorecer los intercambios comerciales.


5. Véase Jacques Delcroze, “Malí: se desploma un sueño democrático”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, septiembre de 2012.


6. Entre 1955 y 1972 y, luego, entre 1983 y 2005.


7. Véase Fanny Pigeaud, “Guerre pour le cacao dans l’Ouest ivoirien”, Le Monde diplomatique, París, septiembre de 2012.


8. Michel Luntumbue, “Groupes armés, conflits et gouvernance en Afrique de l’Ouest: une grille de lecture”, nota de análisis del Groupe de Recherche et d’Information sur la Paix et la Sécurité (GRIP), Bruselas, 27-1-12.


9. Véase Colette Braeckman, Les Nouveaux Prédateurs. Politique des puissances en Afrique centrale, Fayard, París, 2003.


10. Achille Mbembe, “Vers une nouvelle géopolitique africaine”, Manière de voir, N°51, “Afriques en renaissance”,París,mayo-junio de 2000.


11. Véase “La traite d’enfants en Afrique de l’Ouest”, Centro de Investigaciones Innocenti de UNICEF, Oficina Regional de UNICEF para África Occidental y Central, Florencia (Italia), abril de 2002.


12. Alpha Oumar Konaré, discurso de apertura, “Des frontières en Afrique du XIIe siècle au XXe siècle”, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), París, 2005.


13. Pierre Kipré, “Frontières africaines et intégration régionale : au sujet de la crise d’identité nationale en Afrique de l’Ouest à la fin du XXe siècle”, en “Des frontières en Afrique...”, op.cit.


14. Wole Soyinka, “Blood soaked quilt of Africa”, The Guardian, Londres, 17-5-1994.


15. Nicolas Sarkozy, recepción de embajadores, 16-1-09.


16. Ali Mazrui, “The bondage of boundaries”, en “The future surveyed: 150 economist years”, número especial de The Economist, Londres, 11-9-1993.


17. Véase “Modernisation of administration department and updating of administrative procedures manual for Ecowas”, en www.ecowas.int


18. Mamadou Lamine Diallo, “L’Afrique dans la nouvelle géopolitique mondiale : atouts et faiblesses”, Pantin, Fondation Gabriel-Péri, 24-1-08.


19. “Des frontiéres en Afrique...”, op. cit.


jueves, 31 de octubre de 2013

La transformacion de los partidos politicos en los 30 años de democracia


Edición Le Monde Diplomatique. Argentina: 30 años de democracia



Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, celebra los 30 años de democracia en Argentina que se cumplirían el 30 de octubre cuando Raúl Alfonsín triunfaba en las elecciones que inauguraron el retorno a la democracia. Los 30 años realmente se cumplirán el próximo 10 de diciembre que será el día que él asumió y se consolidó la democracia definitivamente.Les dejamos un articulo que nos pareció interesante, y debajo al cliquear los links pueden acceder a otras notas destacadas mas:

DE LA RESURRECCIÓN A UN SISTEMA POCO COMPETITIVO

La asombrosa transformación de los partidos políticos

Por Marcelo Leiras*

Los partidos políticos son parte esencial de la vida democrática. En los primeros años, las grandes fuerzas políticas se democratizaron internamente y aprendieron a aceptar resultados electorales adversos. Con el tiempo, sin embargo, fueron mutando, hasta definir un sistema crecientemente desequilibrado y poco efectivo. 
fines de 1982 los partidos políticos resurgieron como si hubieran pasado los seis largos años previos entrenándose para el regreso y no buscando rincones para sobrevivir. Escoltaron a la última junta militar hasta la puerta de servicio e influyeron en la transición pos Malvinas en mucha mayor medida que en cualquiera de las transiciones previas.Sus liturgias y sus íconos marcaron el paisaje urbano y organizaron el tiempo de quienes empezamos a leer, discutir o hacer política en esos años. En cuestión de meses, enormes pintadas con cal opacaron a las notitas clandestinas en aerosol que habían adornado esquinas selectas de algunas ciudades argentinas durante los años oscuros. La campaña de 1983 fue un crescendo de actos en espacios cada vez más grandes. Raúl Alfonsín empezó en la Federación de Box y pasó por Ferro; el Partido Justicialista comenzó en Vélez y ambos terminaron llenando, en la misma semana, la Avenida 9 de Julio desde el Obelisco hasta Constitución. Se abrieron locales partidarios en casi todos los barrios de casi todos los pueblos y las fichas de afiliación se completaron tan rápido como las paredes se cubrían de pintadas. La política se hacía en los comités, se discutía en los locales y se mostraba en la calle. Los militantes de todos los partidos marchábamos muy seguido por motivos de muy diversa importancia, casi siempre junto a militantes de otros partidos.

El auge de los partidos trascendió las elecciones de 1983. Desde la salida de la dictadura, las fuerzas políticas desarrollaron una capacidad de movilización tal que en abril de 1985 Raúl Alfonsín pudo convocarlas a un acto en Plaza de Mayo en defensa de la democracia y torcer luego su discurso hacia el anuncio de una “economía de guerra”, en lo que pareció un tanteo para el lanzamiento del Plan Austral. Y si se arriesgó a hacerlo fue porque sabía que la plaza se iba a llenar, como se llenó, con columnas de todos los partidos. La liturgia callejera y festiva terminó en las grandes movilizaciones de la Semana Santa de 1987, pero la potencia electoral y la capacidad de formación de coaliciones de gobierno que los grandes partidos argentinos desarrollaron en los cinco años previos sobrevivieron largamente a nuestra Primavera de Praga.

En la primera década y media de democracia, entre 1983 y 1999, el PJ y la UCR cosecharon, en promedio, dos tercios de los votos, y obtuvieron casi todos los cargos ejecutivos y legislativos, tanto en las elecciones nacionales como en las provinciales y las municipales. Pero la disputa electoral no les impidió reafirmar su compromiso democrático durante las rebeliones carapintadas ni cooperar en el trabajo legislativo, particularmente para aprobar las leyes que los presidentes demandaron para hacer frente a las recurrentes crisis fiscales y financieras.
En 1994, la reforma de la Constitución parecía cristalizar una sociedad parcialmente competitiva entre los dos grandes partidos nacionales. Los sucesos inmediatamente posteriores confirmaban esta impresión. Nos hemos acostumbrado a pensar en los triunfos de Fernando de la Rúa en la interna de la Alianza y en las elecciones generales de 1999 como presagios del desastre de 2001. Pero mientras ocurrían daban la sensación de que Argentina estaba consolidando un sistema de partidos; es decir, una división estable entre un oficialismo con capacidad de gobierno y una oposición que no recurría a tácticas extra-constitucionales y que tenía presente que en algún momento le tocaría respaldar con medidas factibles sus críticas al oficialismo; una oposición que era, en definitiva, capaz de ganar elecciones.
De aquella imagen robusta nos queda un solo tesoro: el compromiso democrático de los partidos. Pero los partidos de oposición, tanto en el plano nacional como en la mayoría de las provincias, se han vuelto crecientemente irrelevantes para la discusión de las políticas públicas y muy débiles como alternativas electorales.

¿Por qué sucedió así? Es tentador pensar que lo que llevó a aquel sistema aparentemente consolidado a este presente de fragmentación, inestabilidad y competencia asimétrica es la crisis de 2001. Pero se trata de un diagnóstico incompleto y poco iluminador. En efecto, muchos de los problemas entre los partidos, y dentro de ellos, empezaron bastante antes de 2001, y algunos aspectos de esa misma crisis, como las dificultades para salir a tiempo de la convertibilidad o para adoptar políticas fiscales consistentes con el ancla monetaria, también fueron producto de la incapacidad para atar acuerdos partidarios estables. En otras palabras, la debilidad de los partidos fue tanto una consecuencia como una causa de la crisis.


Partidos democráticos
¿Qué pasó con los partidos políticos argentinos? ¿Por qué se mantuvieron fuertes durante los primeros años desde el regreso democrático y qué los debilitó después?
Como subrayaron los estudios de ciencia política de los 80, el primer síntoma de madurez de los partidos argentinos fue la disposición a aceptar los resultados de las elecciones aun cuando fueran adversos. Contextos políticos propicios, tanto en el ámbito nacional como en el internacional, ayudaron a que los partidos argentinos aprendieran a perder elecciones. En el frente interno, el cambio más significativo fue la completa neutralización de las Fuerzas Armadas como actor político. En el ámbito internacional, la distensión entre las grandes potencias privó de apoyos a los conspiradores locales; la difusión del movimiento y la doctrina de los derechos humanos restó posibilidades a los gobiernos de facto, y la aceleración en la circulación internacional de las noticias aumentó el costo de ejercer la violencia como herramienta política, en particular desde los Estados. Todo ello contribuyó a fortalecer el carácter democrático de los partidos.


Pero sería injusto decir que las fuerzas políticas argentinas dejaron de apostar a los golpes simplemente porque no les quedó otro remedio. Los ensayos de transformación social e institucional de las dos dictaduras previas dejaron un aprendizaje amargo y persistente. Para quienes habían ensayado iniciativas anti-dictatoriales e inter-partidarias como la Hora del Pueblo en 1970, la última dictadura no era una novedad sino más bien la confirmación de que los regímenes militares, lejos de ser interregnos breves, podían dejarlos definitivamente fuera del juego. En comparación con esta posibilidad, el peor resultado electoral parecía buen negocio.
Paralelamente, la derrota de Malvinas disolvió el silencio sobre la crueldad e incompetencia de los gobiernos militares y facilitó la formación de un amplio consenso anti-autoritario. En 1973, los rechazos más enérgicos al autoritarismo se habían elaborado con las retóricas clasistas, tercermundistas e insurreccionales de las izquierdas. Diez años después la oposición más firme a la dictadura se expresaba con el vocabulario y los modos de razonar de las tradiciones liberal y republicana. Y eran los partidos políticos los que ofrecían la forma de organización más acorde con estas tradiciones, lo cual les dio una ventaja respecto de los sindicatos y los movimientos sociales para encauzar el auge de participación política.
Esto permite entender el resurgimiento partidario en general. Pero, ¿por qué los dos partidos tradicionales, el PJ y la UCR, y no alguna fuerza nueva, ocuparon un lugar tan dominante? En una primera mirada, la larga tradición de ambos partidos puede haber garantizado un predominio natural. Aunque parcial, este argumento es correcto: en un contexto de información política incompleta y confusa, buena parte del capital electoral del peronismo y el radicalismo consistía simplemente en que los votantes los conocían. Pero en las reaperturas democráticas previas los grandes partidos nacionales eran igual de conocidos, y sin embargo habían estado lejos del duopolio representativo que ejercieron durante la primera década del actual período democrático. A esas ocasiones habían llegado con profundas divisiones internas, que se expresaron a veces como cisma electoral (la UCR en los 60) y otras como confrontación violenta (el PJ entre 1973 y 1975). La diferencia radica en que en 1983 el peronismo y el radicalismo consiguieron someter la competencia interna a reglas más o menos aceptadas por todas las partes. Se hicieron fuertes en la medida en que aprendieron a perder elecciones generales, y se mantuvieron fuertes mientras sus miembros aceptaron perder internas. Por eso lograron dominar la representación política en los primeros años de la democracia.
En efecto, después de los comicios de 1983, el PJ y la UCR llegaron a las segundas elecciones presidenciales con candidatos elegidos por sus afiliados. En 1988 Eduardo Angeloz le ganó una interna muy desigual a Luis León, y Carlos Menem una muy peleada a Antonio Cafiero. Esas contiendas parecían representar el triunfo definitivo de los movimientos de democratización interna que habían transformado a ambos partidos en los años previos. Sin embargo, este primer gran momento de institucionalización partidaria terminó siendo también el último.

Partidos no tan democráticos
Con el tiempo, los partidos empezaron a encontrar dificultades cada vez mayores para asegurar la permanencia y motivar la cooperación de los derrotados en las competencias internas. ¿Cómo se explica este cambio? Los estudios coinciden en que un actor político coopera solamente cuando espera obtener una porción del poder hoy o bien todo el poder en algún futuro probable. Si ninguna de esas dos cosas es posible, la única alternativa que le queda es disputar el lugar de fuerza interna dominante, haciendo todo lo posible por excluir a la oposición, y sostener esa posición durante todo el tiempo que pueda.

Este es el juego que los partidos argentinos empezaron a jugar, con cada vez más frecuencia, a partir de 1989. Desde entonces, los oficialismos adoptaron dos estrategias centrales: en el corto plazo, concentrar poder y recursos entre sus aliados más cercanos; en el mediano, poner vallas institucionales cada vez más altas a la competencia interna y externa. Con estos objetivos, los oficialismos, tanto peronistas como radicales, no ahorraron imaginación institucional para reforzar sus posiciones y debilitar las de sus adversarios. Por ejemplo, más de la mitad de las provincias adoptaron leyes de lemas, un sistema que fragmenta el poder en la base de los partidos y lo concentra en las cúpulas. La ley de lemas, en efecto, alienta la presentación de numerosas sublistas que compiten entre sí y evita que cualquiera de ellas reúna el poder suficiente para desafiar al oficialismo partidario. Cuestionadas en su legitimidad, estas normativas fueron abolidas en casi todas las provincias. Sin embargo, la lógica que las inspiró sigue vigente en las listas colectoras que hoy proliferan en todo el país y que producen resultados muy parecidos.
Con propósitos semejantes, los gobernadores de la mayoría de las provincias redefinieron los distritos electorales, alteraron la composición de las legislaturas y modificaron las fórmulas electorales. En varios casos, los cambios fueron significativos, y solo excepcionalmente produjeron una distribución más igualitaria de la probabilidad de ganar elecciones.

Pero estos cambios no se limitaron a las provincias. La competencia por las candidaturas presidenciales estuvo sujeta a la misma incertidumbre y con consecuencias igualmente perniciosas. La reforma constitucional de 1994 postergó cuatro años las aspiraciones de Eduardo Duhalde y regresó al banco de suplentes a los radicales que precalentaban para reemplazar a Alfonsín. La sucesión justicialista de 1999, en la que Duhalde se impuso como candidato presidencial, se resolvió pocos meses antes de la elección, y cuando las encuestas habían dejado claro que no tenía ninguna chance de ganar. En 2003 Néstor Kirchner asumió la presidencia después de salir segundo en una elección con tres candidatos afiliados al PJ (Carlos Menem, Adolfo Rodríguez Saá y él mismo), y en 2007 consagró la candidatura de Cristina Fernández con un amplio consenso interno pero sin ningún mecanismo institucional de selección competitiva. Mientras tanto, el radicalismo elegía un candidato presidencial extra-partidario en 2007 (Roberto Lavagna) y se asociaba con otro extra-partidario (Francisco de Narváez) como candidato a gobernador de Buenos Aires en 2011. Puede que en 2015 se produzca la primera repetición de un mecanismo de selección de fórmulas presidenciales en todos los partidos mediante internas abiertas, aunque parece improbable que los principales candidatos justicialistas compitan en la misma lista.

Otras opciones


Las restricciones a la competencia y la debilidad de los mecanismos de reparto no obedecen solo a la manipulación frecuente de las reglas de juego por parte de los partidos más grandes. También tienen que ver con obstáculos estructurales, que se observan claramente al analizar la imposibilidad de las llamadas terceras fuerzas de extenderse más allá de los distritos altamente urbanizados.

Una de las constantes de estos treinta años de democracia fue el auge y la rápida desaparición de fuerzas con arraigo electoral metropolitano. El PI, la Ucedé, el Modin, el Frente Grande y Acción por la República, entre otros, crecieron en la Capital y en los municipios bonaerenses adyacentes, entusiasmaron a una parte del electorado y de la prensa, imaginaron que podían viajar en el sidecar de algún partido mayoritario hacia la Presidencia de la Nación, y pagaron rápidamente el error con su disolución en la intrascendencia.


Los motivos hay que buscarlos en las características de los electorados metropolitanos, que se parecen muy poco a los de la mayoría de las otras provincias, y en el hecho de que en los distritos chicos, que eligen pocos diputados nacionales, hay poco lugar para agregar un tercer competidor a las fuerzas ya consolidadas. Expandirse es, por lo tanto, muy difícil. Pero un atajo hacia la Casa Rosada no tanto. Esta es la tesis que parece revelar actualmente la consolidación del PRO y del Partido Socialista como fuerzas distritales en la Capital Federal y Santa Fe: el control del aparato de gobierno en un distrito grande ofrece garantías más firmes que un par de buenas elecciones para la eventual expansión o negociación con un partido mayoritario. Por eso el éxito de estas dos agrupaciones, con estilos e ideologías muy distintos, es un signo auspicioso, pero también revelador del desequilibrio en la representación que caracteriza al sistema político argentino posterior a 2001 y que parece difícil de remediar.

El futuro

El sistema de partidos está desequilibrado. En términos concretos, para ganarle una elección presidencial al PJ hay que obtener un resultado extraordinario en Buenos Aires y en el resto de las provincias grandes. De otro modo, el predominio justicialista en los distritos chicos, esa mitad fiel del conurbano bonaerense y la ayudita de la Constitución Nacional (que evita el ballottage a quien reúna el 40 por ciento de los votos y diez puntos de diferencia con el segundo) inclinan la balanza indefectiblemente hacia el candidato peronista. Hasta 1999, la UCR podía evitar estos obstáculos. Hoy no lo puede hacer ningún partido.

Este desequilibrio en la representación partidaria a favor del PJ tiene dos condiciones: que la distinción entre el peronismo y el resto de las agrupaciones siga siendo relevante, y que las restricciones institucionales a la competencia política sigan dificultando el acceso de nuevos actores a las arenas electorales de las provincias más pequeñas. ¿Puede cambiar alguna de estas cosas? Parece difícil.

En primer lugar, es posible que la memoria del peronismo histórico se haya disipado como fuerza electoral, ya que los candidatos justicialistas han abrazado discursos y políticas de la más diversa inspiración ideológica. Es probable también que la estética peronista, ese sentimiento que inspiró sinfonías a los mejores artistas argentinos, tenga muy baja resonancia electoral. Pero mientras la promesa de protección social creíble para los electorados más pobres siga viniendo de candidatos del PJ (y esta promesa excede largamente al clientelismo), el predominio peronista en ese segmento seguirá siendo firme, y entonces la distinción entre el peronismo y el resto se mantendrá como un dato relevante. En segundo lugar, parece difícil que, a menos que un vendaval electoral nacional redefina las distinciones políticas fundamentales, cambie la competencia restringida en las provincias más chicas.


En treinta años de democracia los partidos políticos, y los votantes, aprendimos a perder elecciones. Tal vez sea mucho más importante la parte que todavía nos falta, que es aprender a perder bien.

Lea aquí algunas notas,con motivo de este aniversario:

Estado - Fuerzas Armadas: claroscuros de una relación conflictiva
por Rut Diamint

El problema está en el territorio
por Alejandro Sehtma

Sexo y democracia
por José Natanson.

jueves, 24 de octubre de 2013

Cultura cretense y minoica

Para los chicos de 1° A y B (ESB 313 y 355) material sobre los inicios de la civilizacion griega

La civilización de Creta
Autor: Felipe Pigna
En la fértil isla de Creta, ubicada en el centro de las rutas marítimas entre Asia, África y Europa Oriental, surgió hacia el año 2.000 antes de Cristo la primera gran civilización de Europa.

Organización política
El palacio era la sede de todas las actividades de Creta, la residencia del rey y el centro religioso, ritual y comercial. La leyenda cuenta que el rey Minos de la ciudad de Cnossos dominó toda la isla y creó la civilización "minoica". El rey era a la vez el sumo sacerdote. Los nobles asistían al rey, vivían en los alrededores del palacio y practicaban deportes como el boxeo y la tauromaquia (algo parecido a las corridas de toros).

El comercio
Los cretenses fueron grandes comerciantes. Intercambiaban sus coloridos tejidos y sus utensilios de bronce por madera y lino, con Siria, Egipto, Chipre y el resto de Grecia, donde fueron imponiendo la moda cretense, tanto en las ropas como en las costumbres.

La escritura
Seguramente como una necesidad de organizar su intenso comercio, los cretenses desarrollaron la escritura. Escribían en tablitas de arcilla y en un principio esta escritura fue llamada jeroglífica por el parecido con la egipcia. Con el tiempo se volvió más simple y lineal, pero la mayoría de estas tablitas todavía hoy no han podido ser descifradas.

La arquitectura
Los habitantes de Creta construyeron monumentales palacios de varios pisos,  artísticamente pintados y decorados con frescos en las paredes que reflejan escenas de la vida cotidiana. En la ciudad de Cnossos, que por aquel entonces llegó a tener miles de habitantes, se construyó el más grande de los palacios. Las habitaciones reales estaban en el primer piso junto a la sala del trono, las inmensas bodegas y los talleres de los artesanos. Todo el edificio tenía un excelente sistema de distribución de agua. Estos palacios no tenían fortificaciones, lo que sugiere que fueron construidos en épocas de paz. Por otra parte contaban con las defensas topográficas naturales que ofrecía la posición insular.

La talasocracia
A partir del reinado de Minos (año 2.000 antes de Cristo), los monarcas de Creta fomentaron la navegación y construyeron una poderosa flota con la que dominaron las rutas comerciales. Se dice que el propio Minos dirigió muchas expediciones militares ocupando distintas regiones de Grecia, entre ellas la zona de Atenas, sometiendo a su población y obligándola a pagar tributos. A este dominio lo llamaron los griegos la talasocracia (el gobierno del mar: Thálassa = mar, Cracia = gobierno).

Mitos y leyendas
Minos, tenía dos hermanos, Sarpedón y Radamantis, que se rehusaban a aceptar que aquél se quedara con todo el poder a la muerte del rey Asterión, el padre de los tres. Pero Minos se quedó pese a todo con el poder y les dijo a sus hermanos que ésa era la voluntad de los dioses y para probarlo les aseguró que le darían lo que él pidiera. Le rogó a Poseidón, dios del mar, que hiciese salir un toro del océano y le prometió sacrificarlo en su honor. Poseidón cumplió y el toro salió del agua. Minos fue entonces rey indiscutido de toda Creta pero no quiso sacrificar al toro por considerarlo extraordinario. Cuenta la leyenda que su esposa, Pasifae (la que brilla para todos) se enamoró del extraño animal y concibió al minotauro, un hombre con cabeza de toro. Minos, avergonzado mandó construir un enorme laberinto en el palacio de Cnossos, donde encerró al Minotauro. Cada año sacrificaba a 14 jóvenes atenienses que eran devorados por el monstruo. Hasta que un día el joven Teseo se integró voluntariamente al grupo y gracias a la ayuda de Ariadna, consiguió matar al animal y encontrar la salida del laberinto.

Más datos
Los frescos del palacio de Cnossos muestran a los cretenses practicando sus deportes preferidos: el boxeo y la tauromaquia. Hacia el 1450 antes de Cristo la isla fue invadida por los griegos que introdujeron sus costumbres y modificaron notablemente la sociedad cretense. Pero hacia el 1400 a. C. algo muy extraño pasó en Creta. Nadie se explica hasta hoy si fue una rebelión contra los invasores o un gran terremoto lo que arrasó la ciudad de Cnossos y con ella los últimos vestigios de la civilización cretense.
Artículos relacionados:
btnLa cultura micénica
Fuente: www.elhistoriador.com.ar


Imagenes (clic sobre las imagenes para agrandar)
Fuente:http://www.icarito.cl

Relaciones culturales y comerciales de Creta

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Palacio de Cnosos
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Palacios cretenses

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sábado, 19 de octubre de 2013

Día de la Tradición

Como la mayoría sabe 10 de noviembre es el Día de la Tradición, en conmemoración del nacimiento del poeta José Hernandez, quien escribió el Martín Fierro (Ida y Vuelta). Este relato en forma de verso, que detalla la vida del gaucho y sus costumbres, base de toda nuestra cultura. Por ello como se esta observando mucho que en las escuelas, fiestas privadas y hasta en nuestros comercios, se decora todo con la temática de Halloween y hasta se lo festeja, y no se toma en cuenta que es una celebración extranjera y de otras latitudes que poco tienen que ver con nosotros. Desde nuestro blog, facebook y twitter lanzamos la campaña "Defendamos nuestra cultura":


Les dejamos el link para conocer mas sobre lo nuestro... Día de la Tradición

jueves, 17 de octubre de 2013

Somos finalistas nuevamente!


Con toda la emoción que tenemos, les queremos comunicar que por Segundo año consecutivo hemos quedado entre los 6 finalistas del Premio UBA 2013 a los blogs educativos.

Estamos muy agradecidos a todos ustedes por estar con nosotros y hacer de este blog una herramienta más en nuestras clases...

Para acceder a la página de la UBA con la noticia hacer clic aquí

Para acceder a la lista  de los finalistas hacer clic aquí 

Saludos Alejandro y Laura

viernes, 11 de octubre de 2013

Las tierras y los recursos en manos de los extranjeros



Para los chicos de 3°A y 2° B (ESB 312), este es parte del material que usaremos al ver las problemáticas ambientales y espaciales que tiene la región

Reservas de agua planetarias


En la Argentina hay 35 ríos, arroyos y lagos apropiados por terratenientes

Por: Fernando Pittaro
Son empresarios locales y extranjeros que se adueñaron de recursos hídricos que deberían ser accesibles para todos los habitantes. Incumplen la ley y, muchas veces, recurren a la violencia. Los negocios privados y el caso de Corrientes.


Un empresario inglés alambra un lago en Río Negro, un millonario italiano cierra una ruta provincial y aísla a un pueblo en Chubut. Un magnate de medios estadounidense pone una tranquera e impide el paso al río Traful, en Neuquén. Y en San Martín de los Andes, el custodio privado de un complejo de cabañas mata de un balazo a un joven por estar pescando con un amigo a orillas del río Quilquihue.

Son apenas algunos ejemplos de los innumerables casos de apropiación ilegal de recursos hídricos por parte de empresarios argentinos y extranjeros que violan leyes provinciales y nacionales, y pasan a ser “okupas” de escenarios naturales que deberían estar abiertos al público. Así lo pudo comprobar Tiempo Argentino tras un relevamiento en todo el país, que permitió detectar en ocho provincias 35 casos en los que ríos, lagos, arroyos, costas y lagunas dejan de ser de todos para ser de algunos pocos, que no prescinden de recurrir a la violencia para obtener y conservar sus privilegios.
El artículo Nº 2.340 del Código Civil incluye a los mencionados recursos como “bienes públicos”, es decir, que pertenecen a los habitantes en general, lo que significa que no está permitido que sean comprados, vendidos, ni transferidos. Sin embargo, lo que viene sucediendo es justo lo contrario. También el artículo 2.639 del mismo código sufre constantes incumplimientos. Esa cláusula indica que “los propietarios limítrofes con los ríos o con canales que sirven a la comunicación por agua, están obligados a dejar una calle o camino público de treinta y cinco metros hasta la orilla del río, o del canal, sin ninguna indemnización”. Es otra norma que pocos terratenientes respetan.
En Córdoba, por ejemplo, sólo en 2009 la Dirección Provincial de Agua y Saneamiento retiró 500 alambrados en las sierras chicas que impedían el libre tránsito. En localidades serranas como Huerta Grande, Villa Giardino o La Cumbre es frecuente ver espejos de agua dentro de propiedades y hasta muros con candados que impiden el paso peatonal. En 2004, el gobierno cordobés colocó mojones en siete lagos que delimitaron por primera vez lo público de lo privado, pero ese plan se frenó en 2007.
En la Patagonia la situación es aun más crítica. Es la región donde existen más casos de grandes propietarios, la mayoría de ellos extranjeros, copando espacios públicos. Uno de los más emblemáticos es el del inglés Joe Lewis. En 2011, la justicia rionegrina le ordenó abrir el camino público que atraviesa su mansión y llega hasta el Lago Escondido. Lewis nunca acató el pedido.
Por su parte, el magnate textil Luciano Benetton se apropió de 15 kilómetros de la ruta provincial Nº 4, prohibiendo el acceso al río Chubut y dejando al pueblo de El Maitén con una salida menos.
Otro tanto ocurre en Neuquén con la estancia La Primavera. Allí, hace doce años que Ted Turner, dueño de la cadena CNN, mantiene a los pobladores cautivos en sus propios campos. Uno de ellos es Miguel Lagos, que para salir de sus tierras debía pedir permiso y sortear tranqueras con candados y hasta un puente enrejado. Hoy, Lagos vive en Villa La Angostura. “Me tuve que ir porque me hacían la vida imposible, pero todavía siguen viviendo familias que para salir tienen que hacerlo de a pie y esquivando una zanja de dos metros de profundidad que bordea el terreno”, explicó Lagos a Tiempo. También agregó que “encadenaron el acceso a los ríos Minero y Traful y nadie puede acceder, y al que lo intenta lo corren a los tiros”.
En Santa Cruz los poderosos también parecen tener más peso que la propia ley. Apellidos como Pérez Companc, Benetton, Menéndez Bethy y Braun Menéndez figuran entre los poseedores de grandes estancias que vedan el acceso público a espejos de agua como el lago Strobel, los ríos Penitentes y Gallegos, y las lagunas Chica, Larga y Cóndor.
Oscar Nieddu, ex presidente del Club de Pesca y Tiro Fontinalis, de Río Turbio, relató que “prácticamente ya no se puede pescar en ningún lado de la provincia porque los que dicen quién pasa y quién no son los guardias privados”. Tener el carné habilitante al día ya no alcanza. “Hay muchos lugares que son públicos, pero como hay cotos de caza y pesca privados, tenés que pagar para entrar –sostuvo Nieddu–. Y en otros, directamente no pasás ya que sólo está permitida la entrada a turistas extranjeros a los que le cobran hasta dos mil dólares por día.”
En igual sentido se expresó Ángel González, titular de la Asociación Ríos Libres, entidad que brega por el derecho a acceder sin restricciones a las costas de los cursos de agua. A su hijo de 30 años, Cristian González, lo mataron de un balazo en el cuello el 30 de agosto de 2006, mientras pescaba con un amigo en el río neuquino Quilquihue, cerca del lago Lolog. Le disparó Horacio Calderón, custodio de un complejo de cabañas, que fue condenado a 13 años y medio de prisión. Gaspar Schroh, dueño de la cabaña que facilitó el arma, recibió dos años y medio en suspenso. Hoy está en libertad.
En diálogo con este diario, Ángel González describió la gravedad de una problemática que se repite en varios puntos de la Patagonia. “Los privados no sólo se adueñan de los lagos y los ríos sino que también de la vida de nuestro hijo por defender su negocio. La mayoría trabajan con turismo internacional y le ofrecen el servicio completo de pesca, caza o recreación. El cabañero no dejaba que la gente acampe ni pesque para garantizarles exclusividad a sus clientes”, afirmó González.
Pero no sólo en el sur estas apropiaciones son moneda corriente. También es muy frecuente en la zona del delta del Paraná, donde se asienta uno de los humedales más importantes del planeta. Allí, la modalidad es diferente pero los casos también se cuentan de a decenas.
El arroyo La Cruz, entre la localidad entrerriana de Victoria y la santafesina de Rosario, fue cerrado por un empresario ganadero, cortando por la mitad un enorme sistema de humedales con un endicamiento de dos metros de altura. Cerca de allí, otro productor agropecuario clausuró un arroyo navegable para poder llegar hasta su casa en 4x4.
Elba Stancich, coordinadora del Taller Ecologista Rosario, aseguró que “se construyen terraplenes removiendo el suelo para la construcción de un canal y a través de un sistema de bombas se regula el agua. Esto significa cerrar arroyos, tapar lagunas y cerrar el paso a la gente que estaba acostumbrada a ir a pescar a lugares de costa que hoy están interrumpidos”.
En el sur de Entre Ríos la historia se replica. Allí, Pedro Pou, ex presidente del Banco Central durante el menemismo, levantó un megaterraplén del mismo largo que la autopista Buenos Aires-La Plata, para evitar que las crecidas del río Gualeguaychú y Paraná inunden sus propiedades. Otro tanto sucede en Corrientes, provincia paradigmática en cuanto a la privatización del capital acuífero (ver aparte).
La treintena de casos que Tiempo pudo contabilizar en el mapa argentino dan cuenta del accionar de empresarios nacionales y extranjeros que se adueñan de recursos naturales públicos para garantizar sus negocios. Sin dudas, hay muchos más. Y esto sucede a cuatro meses de la reglamentación de la Ley de Tierras, que busca poner fin a este tipo de especulación de los privados y a la complicidad de los estados municipales y provinciales.

El caso del vice de Clarín


Mucho se habla de las millones de hectáreas que están en manos extranjeras, pero poco se dice de la batalla silenciosa que se está librando por el acceso a un recurso vital y cada vez más escaso como es el agua.
La provincia de Corrientes es emblemática en este sentido. Desde hace dos años, el magnate húngaro George Soros viene regando 4200 hectáreas de cultivos de arroz con aguas del río Paraná, aprovechando permisos precarios hechos a la medida de sus intereses.
En los Esteros del Iberá hace 25 años desembarcó la millonaria francesa Madame Beaux, que en 2010 construyó una represa para regar 1000 hectáreas de arroz, pero nunca presentó el estudio de impacto ambiental correspondiente. Por el uso de las aguas públicas, Beaux pagó menos de seis pesos por cada hectárea sembrada.
Cerca de allí, el norteamericano Douglas Tompkins tiene más de 200 mil hectáreas. Y si bien Tompkins asegura que no tiene interés en hacer uso comercial de la zona, hay quienes alertan acerca de la ubicación estratégica de sus campos: están sobre el acuífero Guaraní, una de las reservas de agua dulce más codiciadas del mundo.
En 2010, Tiempo Argentino reveló que, también en suelo correntino, José Antonio Aranda, vicepresidente del Grupo Clarín, planeaba adueñarse del arroyo Ayuí para construir una represa en sociedad con Soros. Una vez más, el objetivo era usufructuar un recurso público para garantizar un negocio privado. El proyecto, que pretende inundar 8000 hectáreas y eliminar 130 kilómetros de bosques en galería, ya fue desautorizado por la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación y frenado por la Corte Suprema de Justicia.

Recursos hídricos
QUÉ DICE LA LEY
Según indica el artículo 2.340 del Código Civil argentino, están comprendidos entre los bienes públicos “los ríos, sus cauces, y toda otra agua que tenga o adquiera la aptitud de satisfacer usos de interés general”, como “los lagos navegables y sus lechos”.

Extranjerización: ¿Quiénes son los magnates? Soros, Benetton, Lewis y Turner se encuentran entre los varios millonarios extranjeros que usufructúan recursos hídricos públicos en la Argentina.

18.07.2010 | En la Argentina no hay una ley que regule la venta


Las tierras en manos extranjeras equivalen a la superficie de Italia

Es casi el 20% del área productiva del país. Los principales inversores son de los EE UU, Italia, Malasia y Chile. En algunos casos, llegaron a pagar la hectárea al precio de un chocolate, con ríos, rutas y hasta pueblos incluidos.
Fernando Pittaro
Todo extranjero que quiera invertir en la Argentina sólo tiene que buscar un asesor inmobiliario y elegir qué punto del mapa le conviene más. Apenas es cuestión de contar con el dinero y hacer la operación, ya que no existe en el país una ley federal que regule la venta de tierras a capitales foráneos. Y si de incluso adquirir recursos naturales estratégicos se trata, también están a la venta selvas, bosques nativos y reservas de agua de todo tipo. De las 170 millones de hectáreas productivas que existen en el país, el 20% ya están en manos de capitales extranjeros, entre las tierras vendidas y las ofrecidas.
Según la Federación Agraria, son 34 millones de hectáreas, la misma superficie que ocupa Italia entera, o las provincias de Tucumán, Córdoba, Catamarca y Jujuy sumadas (ver infografía "Los dueños extranjeros de la Argentina").
"Hoy las guerras a nivel mundial son por el petróleo, pero dentro de 30 o 40 años los conflictos geopolíticos serán por el agua", asegura el diputado chaqueño por la UCR, Pablo Orsolini. "Desde la mitad de la provincia de Santa Fe hacia el Norte -continúa, en diálogo con Tiempo Argentino-, que abarca la región mesopotámica, se encuentra el Acuífero Guaraní que es el reservorio de agua dulce más importante del planeta. Entonces no es casual que grandes potencias mundiales busquen asentarse en nuestro país donde pueden acceder libremente a zonas estratégicas para el manejo de los recursos naturales. Además, te encontrás que en los suplementos destinados a la comercialización de propiedades de grandes diarios extranjeros se ofrecen tierras en la Argentina, de diferentes estancias en la Patagonia".
Hay algunos casos emblemáticos que configuran el actual mapa de empresarios millonarios de diferentes partes del mundo que se adueñaron de miles de hectáreas argentinas. El heredero del emporio de los snacks Lays y de la gaseosa Pepsi, Ward Lay, les compró por 4,5 millones de dólares, unas 80 mil hectáreas a los hermanos Benetton en Neuquén. Allí funciona la Estancia Alicurá, donde el magnate oriundo de Texas lleva adelante un proyecto turístico con alojamiento cinco estrellas, coto de caza y lodges de pesca. Para quien quiera ir allí, la habitación ronda los 1200 dólares la noche e incluye un guía especializado por cada cazador.
Por otra parte, el grupo de seguros estadounidense AIG posee junto a la finca Jasimaná en Salta, 1,5 millón de hectáreas: esto es, casi el 7% del territorio provincial.
Mientras tanto, en el sur de la Argentina, los cuatro hermanos Benetton son los reyes de la Patagonia: concentran 970 mil hectáreas en las provincias de Santa Cruz, Neuquén y Río Negro.
El grupo tiene, además, 8000 hectáreas en la localidad bonaerense de Balcarce, donde produce 35 mil toneladas anuales de trigo, maíz y soja.
El inglés Joseph Lewis (propietario de la marca de calzados Puma y Vans, o la cadena de heladerías Freddo y Aroma, entre muchos otros negocios) adquirió 18 mil hectáreas en la provincia de Río Negro; se adueñó incluso del Lago Escondido y hasta instaló una pista de aterrizaje. La justicia rionegrina obligó al polémico empresario a abrir una calle para permitir el libre acceso al lago, ante los insistentes pedidos de los pobladores.
La firma italiana Nettis Impianti, dueña de empresas mineras, petrolíferas y gasíferas compró en La Rioja 418 mil hectáreas en la localidad de Jagué. La intención es utilizar estas tierras como atracción turística para hacer safaris exóticos en la Laguna Brava, un verdadero paraíso ecológico donde pueden apreciarse la belleza de los flamencos rosados.
En Catamarca, un empresario estadounidense dedicado a la fabricación de helicópteros, Peter Lee MacBride, adquirió la hectárea al precio de un chocolate: U$S 3,50. Se trata de una superficie de 117 mil hectáreas, con un pequeño detalle: en esa extensión vivían unos 800 pequeños productores agropecuarios, los cuales permanecen en una disputa judicial por la tenencia de la tierra.
La lista es mucho más extensa, pero la falta de datos oficiales impide tener un registro completo y agiganta las especulaciones. Sólo por citar un caso, este diario solicitó información a la Dirección de Asuntos Técnicos de Fronteras, del Ministerio del Interior, encargada de autorizar la venta en las llamadas zonas de seguridad, y la respuesta fue lacónica: "Esa información es confidencial. No la podemos dar." Lo cierto es que la zona de costas y fronteras es uno de los puntos más críticos. Estas áreas cubren 150 kilómetros desde la Cordillera hacia el centro del país y 50 kilómetros desde las costas en esa misma dirección.
Entre el 2002 y el 2006, en la Secretaría de Seguridad Interior ingresaron 2400 pedidos de inversión, lo que demuestra el alto nivel de interés por estas tierras.
Pero hay un dato aun más grave. En marzo del año pasado, a través de la resolución 166, el Ministerio del Interior liberó a 89 localidades (de 14 provincias) del régimen de previa conformidad que se exige a los extranjeros que desean comprar en el área adyacente a las fronteras argentinas. De este modo, La Quebrada de Humahuaca, las islas del Ibicuy, las zonas vitivinícolas de Tupungato y Tunuyán, Calingasta al norte y Gaiman al sur son algunos de los lugares en los que los extranjeros ahora cuentan con más facilidades para extender sus intereses comerciales. Así lo asegura el ingeniero agrónomo, Walter Pengue, miembro del Grupo de Ecología del Paisaje y Medio Ambiente de la Universidad de Buenos Aires: "La zona más crítica está en la región andina, allí existen áreas ricas en lagos y fuentes de agua que están siendo apropiadas, con restricciones severas a la propia comunidad local. Además, están planificando cómo comercializar esos recursos (agua de vertiente o de glaciar) en el mediano plazo. Esto se debe a la clara falta de una política pública que ordene el territorio en beneficio de los ciudadanos actuales y futuros. No debería haber conflictos, si se manejase el tema con ordenamiento ambiental y territorial participativo. Esto es lo que hay que hacer, y no dejar que cuatro vivos planteen un ordenamiento del territorio en beneficio de unos pocos, escuchando solo a algunos pseudo científicos", sostiene Pengue.
Mientras tanto, hay más de 30 proyectos legislativos que esperan ser tratados en el Congreso de la Nación. El espíritu de las propuestas más consensuadas por diferentes legisladores de todos los partidos, no es prohibir la venta de tierras, sino que contempla restricciones y límites, sobre todo, a la adquisición de inmuebles rurales por parte de extranjeros. Además prevé la creación de un registro obligatorio para las propiedades.
"En 2002 había 7 millones de hectáreas en manos de extranjeros. Hoy, esa cifra ascendió de manera alarmante -insiste Orsolini-. Entre las tierras vendidas y la que se ofrecen, ya supera las 30 millones de hectáreas".
Elsa Bruzzone, especialista en geopolítica y autora del libro Las guerras del agua, advierte del peligro que implica para la soberanía de un país que no se regule la tenencia de la tierra. "No hay país en el mundo con una legislación tan flexible como la nuestra. En Japón, algunos estados de los Estados Unidos o Canadá, los extranjeros no pueden comprar tierras y menos si cuentan con recursos naturales. El 20% de la Argentina tiene dueños extranjeros, especialmente en la Patagonia y la Cordillera". Sólo en la Patagonia, ya hay en manos extranjeras 1.276.316 hectáreas, equivale a 64 veces la Ciudad de Buenos Aires.

lunes, 7 de octubre de 2013

Megaminería en San Juan

San Juan: minería y contaminación
Los proyectos mineros Veladero y Pascua Lama en la provincia de San Juan
La minería es un negocio de corporaciones multinacionales que en los últimos años se ha ido incrementando y con un alto impacto sobre el medio ambiente. El gobierno de la provincia de San Juan fomenta estos negocios incluso en reservas como el Parque Nacional San Guillermo. Las actuales leyes que rigen la minería en Argentina fueron diseñadas durante el pasado gobierno de Carlos Menem.

El proyecto minero Pascua Lama (San Juan) está en manos de la empresa Barrick Gold (entre cuyos accionistas se encuentra George Bush padre) tiene carácter binacional (Tratado Minero Chileno-Argentino 2004). Su objetivo es extraer oro, plata y cobre de la cordillera de los Andes. Se encuentra a 4500 metros de altura y está ubicado a 300 km. al noroeste de San Juan y a 150 km. al este de la ciudad chilena de Vallenar.
El yacimiento se encuentra debajo de los glaciares Toro I, II y Esperanza, que forman la cuenca hidrográfica de Huasco (Chile) y alimentan a los ríos de una zona cuya economía se basa en la agricultura.
El Guillermo Toranzo Costantini (Vicepresidente de la Fundación Ciudadanos Independientes de San Juan) explica: "Los Glaciares corren gran riesgo de desaparecer por descongelamiento o por destrucción de su ambiente natural". Sin embargo, las obras previas del _ proyecto Pascua Lama ya están afectando los glaciares, como fue el caso del glaciar Conconta, el cual fue destruido para abrir rutas en la zona del complejo minero.
"El Glaciar Conconta se partió por el medio para dejar pasar el camino minero. Hoy la empresa que explota Veladero [el otro proyecto de la zona] lo ha rodeado, pues las leyes así lo exigen y lo han cumplido. Al cortarlos por el medio hicieron perder agua dulce alterando el equilibrio del ecosistema", aseguró Toranzo Constantini.
En el mismo orden, la utilización de cianuro para la explotación y su expansión por el aire, como así también su filtración, amenaza contaminar ríos y napas de la cordillera.
En cuanto a la posición del gobierno de San Juan respecto al tema Toranzo Constantini afirma que, "el gobierno es quien desea la explotación de la Cordillera. Es una cuestión de Estado y por ello no revisan sus actos administrativos. La empresa Barrica Gold no necesita propaganda: la hace el Gobierno".

Asambleas y No a la Mina

Las voces de No a la Mina se hacen sentir a través de asambleas, marchas y cartas a los legisladores, tanto del lado argentino como del chileno. Vecinos Autoconvocados de San Carlos, provincia de Mendoza, En abril de 2005 lograron que se prohibiera "cualquier tipo de actividad que implique la explotación de oro y cobre, como la que se pretendía en la zona minera de Papagayos, al sur del departamento.
Según la Comisión Regional de Medio Ambiente de la República de Chile -región Atacama-, en la Resolución Exenta 024 - 15 de febrero de 2006- Observación 3.76 , se sostiene que "el viento define el patrón de circulación de los contaminantes, también definen el grado de dispersión que dichos contaminantes tendrán. Dada la dirección predominante, el material particulado que se emitirá producto de la operación minera en el rajo abierto y el depósito de estériles Nevada Norte se dirigirá a la Argentina".

Las consecuencias del proyecto Veladero
Veladero está ubicado en continuidad a Pascua Lama (en el departamento de Iglesia) y está entre los 3.800 y 5.000 metros de altura sobre el nivel del mar. El yacimiento de oro y plata Veladero también está en manos de la empresa Barrick Gold. Fue inaugurado en Octubre de 2005 con una inversión de aproximadamente 540 millones de dólares. Veladero también utiliza la explotación a tajo abierto y la lixiviación con cianuro para extraer y separar la roca de otros metales.
Guillermo Toranzo Costantini explica:
"Veladero, como toda explotación minera a cielo abierto, es destructiva y más en la Cordillera de Los Andes, reservorio Natural de Aguas Dulces, para quienes viven aguas abajo.
Extraen minerales por medio de explosivos ; esto es muy riesgoso por el alto peligro en que se expone al ecosistema cordillerano, pues se coloca arriba lo que está abajo, que son materiales contaminantes y desconocen las consecuencias al no estar estudiadas las variables de los peligros.
En la Cordillera el movimiento de tierra deja partículas en suspensión contaminantes que luego se transforman en lluvia o escurrimiento ácido. Al extraer grandes cantidades de roca se expone a los Glaciares al calor y éstos se derriten sin necesidad, lo que significa perder agua dulce, que no estaba prevista correr aguas abajo, ya que el tiempo de la erosión natural a la extracción minera es de millones de años. Por ello los riegos son altos e imposible de anticipar los daños futuros, salvo que se realicen grandes inversiones en acciones de mitigación y recuperación, que obviamente la empresa que extrae oro no va a querer hacer por los costos.
También es riesgosa la manipulación del cianuro en Cordillera, usado para lavar la roca que contiene oro, en un dique de grandes dimensiones en una zona altamente sísmica con muchísimas probabilidades de grietas y perdidas del líquido contaminado, ante el movimiento telúrico casi permanente e imperceptible para los hombres".
Veladero está ubicado sobre 100 mil hectáreas del Parque Nacional San Guillermo (declarado por la UNESCO como reserva mundial de biofesfera) y también para su construcción se abrieron caminos sin reparar en el impacto ambiental ocasionado, rotura de glaciares, desvío de ríos como el Potrerillos.
"San Guillermo, es un hermoso Valle Cordillerano, habitad natural de una profusa fauna y flora, un pulmón cordillerano patrimonio de la humanidad, modificados ilegalmente sus límites por leyes y decretos de sospechosa legalidad, solo para hacer ingresar a la minería modificatoria de la biosfera. Por la distancia , falta de información e Intereses económicos, los entes Internacionales no han tomado un profundo interés".
Cabe aclarar que a unos 5 km. del yacimiento se encuentran las aguas que reciben las Termas de Pismata, actualmente en concesión de la cooperativa Cacique Pismata que pertenece al movimiento nacional de empresas recuperadas.
"Nadie ha estudiado los ríos interiores del Valle del Cura, por ello no se puede afirmar ni negar que Pismanta y todas las aguas termales de la zona, puedan o no ser afectadas con el trabajo que realiza la Minería extractiva . Esto constituye una irresponsabilidad de otorgamiento a la autorización de explotación de la mina".
El discurso de las empresas mineras es que "generan fuentes de trabajo en la zona en la que se instalan". En este sentido, aseguró Toranzo "es necesario aclarar que la Minera Barrick y Magsa, no dan trabajo en forma directa, pues todo está tercerizado y éstas por lo general no cumplen con todos los requisitos legales".

 

 
Empresa Barrick Gold
Pascua–Lama es el primer proyecto minero binacional del mundo y consiste en desarrollar una mina de oro a rajo abierto, ubicada a más de 4.000 metros de altura en la frontera de Chile con Argentina.
El lado de Pascua se ubica en la provincia del Huasco, región de Atacama, por el lado chileno; mientras que Lama se sitúa en la provincia de San Juan, por el lado argentino.
Para Pascua-Lama se proyecta una inversión estimada de US$3.000 millones y una vida útil de al menos 25 años, ya que cuenta con reservas comprobadas de 17.8 millones de onzas de oro que contienen 671 millones de onzas de plata



Para conocer más sobre sus proyectos pascua lama y veladero