Según testimonian numerosos documentos históricos aparecidos en los últimos años (muchos de ellos recopilados y comentados por el autor español Jesús Hernández en su libro Enigmas y misterios de la Segunda Guerra Mundial), la Alemania Nazi llegó a construir aviones con forma de plato volador, e incluso grandes bolas luminosas que podían perseguir en vuelo a los aviones aliados. Estas esferas voladoras, conocidas como Foo Fighters, son mucho más que un mito de aquellos que se han creado alrededor de la figura excéntrica y megalómana de Adolf Hilter: su presencia fue mencionada por muchos pilotos aliados, quienes relataron la experiencia de haber sido perseguidos por esferas incandescentes que volaban sin tripulación. Estos relatos coinciden perfectamente con la estrategia de los nazis a la hora de invertir su tecnología en tan extraño ingenio: la idea era aprovechar el miedo natural a lo desconocido para confundir y desconcentrar a los pilotos enemigos. Jesús Hernández explica que “Los Foo Fighters eran objetos normalmente esféricos, de diversos tamaños, que podían ir desde unos centímetros de diámetro a tener el aspecto de un gran globo, y emitían un brillo extraordinario. Su color también variaba; podía ser rojo, naranja o azul, aunque solía ser blanco o plateado (…) y son, de los mitos que han nacido en la Segunda Guerra Mundial, uno de los más difíciles de desmontar”, dada la cantidad de testimonios evidencian su existencia. Este experimento parece demostrar que, aún en medio de los horrores de la guerra, ante la inminencia constante de la muerte, el miedo a lo desconocido, como podría serlo un visitante extraterrestre, mantiene su eficacia.
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