¿Qué es la deuda ecológica? |
Contrastando con la deuda financiera, existe una nueva corriente de
pensamiento que considera la existencia de una deuda ecológica adquirida
históricamente y actual de los países del Norte con los del Sur.
La deuda ecológica es en esencia la responsabilidad que tienen los
países industrializados del Norte, sus instituciones, la élite económica
y sus corporaciones por la apropiación gradual y control de los
recursos naturales asi como por la destrucción del planeta causada por
sus patrones de consumo y producción, afectando la sustentabilidad local
y el futuro de la humanidad. Basados en esta definición, los pueblos
en el Sur somos acreedores de esta deuda y los deudores los países del
Norte. Esta deuda tiene como base al actual modelo de producción
industrial, la producción exhaustiva de residuos como la emisión de
gases de efecto invernadero, el capitalismo y el libre mercado.
Hay na necesidad ambiental, social, económica y moral de que se detenga
el incremento de esta deuda y de que se repare las consecuencias
nefastas sociales y ambientales que dicho modelo han tenido sobre las
poblaciones del Sur. El reconocer la existencia de estas otras deudas,
histórica, social y ecológica y demandar un resarcimiento, cambiará
indefectiblemente y para siempre las relaciones económicas
internacionales, pero sobre todo permitirá detener el modelo depredador y
genocida que rige en el mundo.
La deuda histórica existe por el genocidio de los pueblos del Sur debido
a la conquista, la esclavitud, el etnocidio por los siglos de
ocupación, el robo de la biodiversidad y los conocimientos, el asalto de
los territorios para apropiarse de los recursos naturales durante la
colonia y todo lo que implica arrasar con las tierras, las culturas y
los pueblos en el Sur. No basta con pedir perdón, no basta con decir
que los ciudadanos de hoy en el Norte no son culpables de lo que
hicieron sus antepasados, porque el bienestar que viven ahora, la vida
de consumo y desperdicio, tiene como base el saqueo histórico de sus
naciones a nuestros pueblos y territorios. Europa no sería lo que es
ahora sin las millones de toneladas de plata de América ni sería la
misma sin la esclavitud de los 70 millones de africanos que fueron
arrancados de sus tierras. Hay una responsabilidad histórica y presente
por esto.
Pero, existen también otros factores que hace que estas deudas existan y que sigan creciendo. Algún día pasaremos la factura!
La deuda financiera que fue adquirida deforma ilegítima e ilegal, y que
ya ha sido pagada con creces. No solo que los créditos recibidos en
muchos casos han servido para financiar proyectos social y
ambientalmente depredadores, sino que además, para el servicio de la
deuda nuestros países se ven obligados a extraer más y más recursos
naturales con los consecuentes impactos locales y globales.
La deuda ecológica por el actual saqueo de los recursos naturales y los
daños socioambientales locales asociados es otro componente de estas
deudas. Las extracción de recursos no renovables como minerales o
combustibles fósiles destruyendo las tierras, contamina las fuentes de
agua. Nuestros países exportan estos recursos sin considerar los daños
locales.
La deuda ecológica también se manifiesta por la apropiación abusiva de
espacios comunes como son la atmósfera o los océanos para absorber las
emisiones de gases con efecto invernadero. El cambio climático está
provocando desastres que afectan principalmente a los pueblos más
vulnerables al Sur. Miles de muertos, millones de desplazados, tierras
agrícolas y ecosistemas naturales desaparecidos. Para que esta deuda se
detenga los países del Norte deben dejar de quemar combustibles fósiles,
y los pueblos del Sur debemos detener el flujo de hidrocarburos para
ellos. Los acreedores de esta deuda somos los pueblos del Sur afectados
por los cambios climáticos.
La revolución verde y biotecnológica, son causantes de otra deuda social
y ecológica del Norte con el Sur. Los graves impactos sociales,
ambientales, culturales y económicos de la aplicación de tecnologías
agrícolas como la de la llamada “Revolución Verde” y ahora la
agro-bio-tecnología, con sus semillas genéticamente modificadas, así
también de programas que promueven la concentración de tierras en pocas
manos, constituyen una inmensa deuda social y ecológica. Tanto las IFI,
las transnacionales, como los países del Norte, han sido los
principales beneficiarios de los proyectos de agroexportación, y que
tienen sumidos en la pobreza y expoliación a los países y pueblos de
América Latina, principalmente los pueblos indígenas y las comunidades
campesinas.
Hoy tenemos los nuevos proyectos de agrocombustibles, que se han
constituido en la nueva amenaza para las comunidades rurales y generará
impactos impredecibles con consecuencias inimaginables. Estas propuestas
energéticas, a parte de los impactos locales, son presentados como
falsas soluciones al cambio climático y una nueva forma de ocupación de
espacios en el Sur; constituyen en la práctica una manera de acabar con
la soberanía alimentaria, de que nos endeudemos más y de succionar
energía ya no de nuestros subsuelos sino de la tierra. Los países del
Norte aumentan su deuda con el Sur debido a estos proyectos
agroenergéticos.
La deuda ecológica tiene otros componentes, a través de las guerras, las
armas biológicas y químicas, los proyectos de integración de
infraestructura, como el IIRSA para Sudamérica o el NEPAD para África,
los Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos, los Acuerdos de
Asociación entre América Latina y el Caribe con Europa, o los EPA con
África, la producción de desechos tóxicos, etc.
Las formas capitalistas de producción y consumo, así como las economías
socialistas basadas en la industrialización, en la exportación de
recursos primarios son generadores netos de deudas sociales y
económicas.
Esto es lo que debemos cambiar.
Para mas informacion visitar Deuda ecologica
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